Economía
Luz, alimentos, TV e internet: los aumentos de septiembre tras la devaluación
El noveno mes del año llegó con nuevas subas, como ocurre todos los meses, ya que se actualizarán diversos rubros y servicios que acompañan la inflación.

Septiembre llegó con nuevos aumentos, como ocurre todos los meses, ya que se actualizarán diversos rubros y servicios que acompañan el nivel inflacionario.
Tras la devaluación post PASO, muchos precios se dispararon y el Gobierno salió a negociar con diversos rubros para que se retrotraigan precios y que la devaluación no impacte tan rápido e intensamente en los precios.
No obstante, las proyecciones de agosto dan el nivel de precios general por encima de los dos dígitos y la de septiembre sigue la misma línea.
Algunos aumentos que venían dándose mes a mes, como la medicina prepaga o las naftas, no estarán en septiembre, producto de decisiones del Gobierno.
Medicamentos será otro de los rubros que no tendrá suba de precios, de acuerdo con lo pactado con los laboratorios nacionales, aunque no hay nada confirmado sobre los extranjeros.
En otros rubros continúa la actualización de precios en base a inflación pasada, como en el caso del transporte público, o con acuerdos de precios como con alimenticias.
Entre los principales aumentos que habrá en septiembre, se encuentran:
Alimentos y Bebidas
El ajuste acordado entre el Gobierno y las principales empresas de consumo, supermercados y mayoristas, marca un 5% de aumento tope para más de 52.300 productos. Sería el segundo aumento del acuerdo tras el 5% inicial de agosto.
Sin embargo, hay muchas empresas que se han mostrado en desacuerdo con el margen de suba actualizado, argumentando que no compensa el aumento de costos provocado por la devaluación del 22%, en la práctica el acuerdo se está cumpliendo.
Telefonía, televisión e internet
Desde el 1 de septiembre entró en vigencia un nuevo aumento de los servicios de telefonía, televisión e internet. Se trata de la sexta cuota de la suba escalonada autorizada por el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) en mayo pasado, a través de la resolución 557/2023.
La normativa estableció un aumento del 4,5% por mes, desde mayo de 2023 hasta diciembre de este año.
En esta oportunidad, con el ajuste que regirá desde el 1° de septiembre, el valor máximo del segundo de voz de telefonía móvil pasará de $0,84 a $0,91.
Por su parte, el SMS saltará de $10,90 a $1140 y el valor de 50 MB/día pasará de los actuales $45,52 a $56,98. Las compañías podrán cobrar montos inferiores, pero nunca superiores.
Electricidad
En septiembre habrá también aumento de las tarifas de servicios públicos, pero sólo para los usuarios que pertenecen al segmento de ingresos altos y medios.
Según confirmó la Secretaría de Energía, en el noveno mes del año aumentará cerca de un 11% el valor que se le paga a las generadoras.
El incremento impactará en las boletas de luz de los usuarios que ya no tienen subsidio, es decir los de ingresos altos (5,3 millones de hogares) y medios (2,8 millones). También se verán afectadas las industrias y comercios.
Según estimaciones de los especialistas, el impacto en las boletas promediará el 5,6%. En paralelo, se empieza a preparar el terreno para una audiencia pública para determinar un nuevo aumento en la tarifa del gas, pero el debate sería recién en el mes de noviembre.
Servicio doméstico
En septiembre entra en vigencia un nuevo aumento de los salarios del servicio doméstico. El ajuste será de 8%, con lo que los empleadores deberán pagar un mínimo de $1.057 por hora al personal de tareas generales o un mensual de $129.670.
A eso se sumará el bono anunciado por el Gobierno, que será de $12.500 en septiembre y $12.500 en octubre. Nación aportará el 50% de los bonos en los casos en los que los empleadores registren ingresos netos inferiores a $1,5 millones anuales. Quienes superen ese monto deberán pagar el bono de su bolsillo.
Fuente: Cadena 3
Economía
Empleados de Comercio: acuerdan un aumento salarial del 6% más sumas fijas hasta diciembre
El gremio de Comercio acordó un aumento salarial del 6% a pagar en seis cuotas hasta diciembre, además de sumas fijas no remunerativas que alcanzan los $355.000 en total. En noviembre se revisarán las escalas. El acuerdo busca sostener el poder adquisitivo.

La Federación Argentina de Empleados de Comercio y Servicios (FAECyS) alcanzó un nuevo acuerdo salarial con las cámaras empresarias CAC, CAME y UDECA. El mismo establece un incremento del 6% no acumulativo, distribuido en seis tramos de 1% mensual desde julio hasta diciembre de 2025, y sumas fijas no remunerativas mensuales que se suman al ingreso de los trabajadores del sector.
Además, se acordó el pago de sumas fijas de $40.000 mensuales desde mayo hasta diciembre, más una adicional de $35.000 correspondiente a abril. Estas cifras serán proporcionales para jornadas parciales y se integrarán para el cálculo del aguinaldo, horas extra, licencias e indemnizaciones.
También se resolvió que en enero de 2026, la suma fija de diciembre se incorpore al salario básico, impactando directamente en la base de cálculo para los futuros aumentos. Según las partes, la intención es preservar el poder adquisitivo en un contexto inflacionario.
Finalmente, se prevé una nueva revisión en noviembre, con el objetivo de analizar la evolución económica y ajustar las escalas salariales si fuera necesario.
Fuente: La Gaceta
Economía
Qué es el estrés económico que afecta a casi la mitad de los hogares argentinos
La estabilidad económica es percibida como estancamiento en cada vez más hogares en los que los aumentos de gastos fijos superan a la mejora de los ingresos.

Pese a una leve baja en los niveles oficiales de pobreza e indigencia, el malestar económico en la Argentina sigue siendo generalizado: el 47% de los hogares del país percibe que sus ingresos no alcanzan para cubrir necesidades básicas, incluso entre quienes tienen empleo formal. Así lo reveló un informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la Universidad Católica Argentina (UCA), que puso el foco en un fenómeno creciente: el estrés económico auto percibido.
El documento, titulado “Estrés económico y movilidad social en la Argentina urbana (2010-2024)”, subraya que la presión sobre los ingresos familiares persiste más allá de los indicadores tradicionales de pobreza por ingresos. El informe destaca que incluso en contextos de desaceleración inflacionaria, la combinación de aumentos en tarifas, servicios y el estancamiento del salario real genera un clima de angustia económica transversal a casi toda la pirámide social.
La investigación del ODSA confirma que el estrés económico se agudizó desde 2015 y que, a partir de 2022, afectó con más fuerza a los sectores medios bajos, tradicionalmente más estables. “La frontera de la angustia por llegar a fin de mes se ha corrido. Ya no es un problema exclusivo de los sectores históricamente vulnerables”, sostiene el informe dirigido por el sociólogo Agustín Salvia.
Entre 2022 y 2024, el deterioro en el estrato medio bajo fue particularmente pronunciado. Allí, la proporción de hogares con insuficiencia de ingresos autopercibida se disparó, marcando un quiebre en la movilidad social ascendente. Incluso los estratos medios altos registraron un leve pero constante crecimiento del indicador, lo que revela la expansión del fenómeno más allá de la pobreza estructural.
El análisis también advierte que los hogares con niños y niñas presentan niveles más altos de estrés económico. “La presencia de menores en el hogar implica mayores necesidades y expone con más crudeza los efectos de cualquier shock económico”, indica el documento. Y si bien la brecha entre hogares con y sin niños se mantuvo relativamente constante, los primeros mostraron una reacción más sensible ante crisis recientes.
Otro hallazgo clave del estudio es la fuerte correlación entre el estrés económico y las carencias no monetarias: alimentación, salud, vivienda, educación. La percepción de insuficiencia de ingresos se vuelve mucho más aguda en aquellos hogares que ya enfrentan alguna de estas privaciones. Según la UCA, la brecha entre quienes tienen y no tienen carencias se amplió notablemente en los últimos años.
El estudio del ODSA plantea que el estrés económico no reemplaza a la medición de la pobreza, pero que sí la complementa de manera imprescindible. A diferencia de los indicadores tradicionales, que se basan en canastas definidas, el estrés económico toma en cuenta la percepción subjetiva de los hogares, sus expectativas, trayectorias y referencias culturales.
Así, la UCA propone un enfoque integral para analizar el deterioro del bienestar. “La autopercepción permite visibilizar situaciones de malestar económico que los criterios normativos no captan del todo”, concluye el documento.
Un país en tensión. Datos clave del informe:
El 47% de los hogares urbanos argentinos atraviesa estrés económico.
En los sectores bajos y medio bajos, el indicador alcanza hasta el 80% en los peores momentos.
Entre 2022 y 2024, los sectores medios bajos experimentaron un deterioro marcado.
La presencia de niños/as en el hogar incrementa significativamente el riesgo de estrés económico.
El nexo con carencias no monetarias se fortalece año tras año, reflejando un impacto estructural más profundo.
Incluso hogares con empleo registrado deben sumar ingresos adicionales para cubrir gastos básicos.
La conclusión es clara: aunque las estadísticas oficiales muestren señales de alivio, la economía del día a día sigue golpeando con fuerza a una sociedad que se siente cada vez más al borde del colapso. Y esa percepción, medida desde la experiencia cotidiana, hoy constituye un indicador tan potente como los números duros.
Fuente: Contexto Tucumán
Economía
Electrodomésticos: bajan precios, se disparan la ventas y aparecen créditos más baratos
Difícil de creer pero veraz: cuáles son los productos que en la actualidad valen menos que hace un año y cuál es el costo de las cuotas.

La freidora de aire Atma -una de las más populares del mercado- que hace un año costaba $190.000 ahora se la consigue por $129.000. Una rebaja nominal del 32,1%; nada menos.
Pero no es el único caso. Hay más ejemplos. Las pavas eléctricas también hoy cuestan menos que un año atrás. Incluso menos que en noviembre de 2023, antes de la asunción de Javier Milei.
Por citar un caso emblemático, la empresa de electrodomésticos Liliana ya rebajó sus precios entre dos y tres veces en lo que va del año. En el mercado se consiguen pavas eléctricas a partir de los 19.000 pesos.
En la línea blanca sucede algo parecido: una heladera que hace un año se exponía a $650.000 ahora se consigue a $550.000. También, una reducción nominal en 12 meses del 15 por ciento. Lo propio sucede en el mercado de los lavarropas. Ahí también hoy las máquinas más vendidas valen menos que hace un año. En el rubro de los televisores, recién ahora aparecen las rebajas, en torno a un 10%. Pero, a diferencia de los ejemplos anteriores, los televisores registraron alzas bien por encima del índice de precios.
De acuerdo con empresarios del sector, esta primera parte del año cerró con un crecimiento en las ventas del 60% en unidades en relación con el mismo período del año pasado. ¿Qué está sucediendo? ¿Hay un virus especial que afecta a los electrodomésticos? Seguro que no; hay cuestiones determinantes que están sucediendo en ese mercado.
Un sector «especial»
En el sector de los electrodomésticos están conviviendo varios fenómenos en simultáneo.
La rebaja de los precios obedece a varios factores. Por un lado, una ola importadora, que recaló en el rubro «aprovechando» que, en dólares, los productos son costosos y más caros que en países de la región.
Esa mayor competencia fue clave para la reducción de márgenes, por parte de empresas que habían exacerbado los precios durante los últimos años del gobierno anterior.
Allá por 2021 y hasta 2023 fueron años en los que la incertidumbre en este rubro fue total: no había precios certeros de reposición de los productos. No se sabía si habría insumos para fabricar ni dólares para importar las piezas o productos para vender.
Cuotas y tasas
A diferencia de otros rubros -como el de los productos de consumo masivo- cuyas ventas están pinchadas, en el caso de los bienes durables y semidurables, el escenario es bien positivo.
Los consumidores se atreven a tomar un crédito y pagar cuotas pero les cuesta soltar la billetera y pagar en el momento, al contado.
También es cierto que había un consumo reprimido de este tipo de productos, que la gente valora y se atreve a comprar si hay financiamiento y precios más acordes con la realidad de sus ingresos.
En contraste, la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) reporta caídas en rubros como calzado y marroquinería (-0,5%), textil e indumentaria (-1,8%), farmacia (-1,5%), perfumería (-5,2%) y ferretería, materiales eléctricos y de construcción (-2,6%).
Chau «Cuota Simple», hola cuotas bajas
A diferencia de otros momentos, donde todo el consumo dependía de un plan oficial (Ahora 12 o Cuota Simple), ahora comenzaron a verse acuerdos entre privados para lanzar productos financieros atractivos para los consumidores.
El Gobierno decidió terminar con el plan «Cuota Simple» porque no está dispuesto a subsidiar tasas de interés a bancos y comerciantes.
Esos acuerdos -firmados entre las empresas comerciantes y las financieras como Payway- permitirán que las cuotas para comprar los electrodomésticos tengan un costo financiero total cercano al 60% anual.
A lo sumo un 70%, que luce elevado en relación a la inflación esperada por el mercado (30% para este año) pero que resulta aproximadamente la mitad de lo que existía hasta ahora en los planes que no fueran subsidiados por el Estado.
Fuente: iProfesional
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