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“La Ruta Blanca”: más de 200 avionetas recicladas en EE.UU. forman parte de la flota narco que inunda el norte argentino con cocaína
El reciente accidente de una avioneta en la zona rural de Horcones, Rosario de la Frontera (Salta), volvió a exponer la magnitud del narcotráfico aéreo que opera en el norte argentino. Dentro del Cessna siniestrado, cuya matrícula boliviana había sido borrada, se hallaron 136 kilos de cocaína.
Un día después, gracias a los datos aportados por los detenidos, se localizaron otros 228 kilos enterrados en un campo cercano, en la localidad de Antillas. El avión, que impactó de lleno contra un Volkswagen Gol utilizado para marcar la pista clandestina, dejó una escena de destrucción total.
Las investigaciones revelaron que se trata del segundo episodio aéreo vinculado al narcotráfico en los últimos dos años, aunque forma parte de una red que opera desde hace más de una década. El denominador común: el uso del espacio aéreo salteño como corredor de la “Ruta Blanca”, una vía utilizada para ingresar cocaína desde Bolivia y Paraguay hacia la Argentina.
Según registros de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) boliviana, más de 200 avionetas dadas de baja en Estados Unidos fueron importadas y reacondicionadas en Santa Cruz de la Sierra, donde se calcula que operan unas 200 pistas clandestinas. Estas aeronaves, muchas con más de 30 años de antigüedad, son utilizadas para transportar hasta 500 kilos de cocaína por vuelo.
Las fuerzas de seguridad estiman que, por cada aeronave que cae o es incautada, al menos diez más siguen activas, cruzando la frontera a baja altura para lanzar su carga en fincas del sur salteño.
Entre 2018 y 2023, la Fuerza Especial de Lucha contra el Narcotráfico (FELCN) detectó más de 440 pistas ilegales en territorio boliviano, de las cuales unas 270 continúan operativas. Siete de cada diez avionetas caídas o decomisadas en Argentina tenían matrículas recicladas provenientes de Bolivia.
Los investigadores aseguran que la tragedia de Horcones es solo una pieza dentro de un engranaje criminal mucho más amplio, que combina logística profesional, pilotos formados en academias privadas y falta de control fronterizo.
“Cada tanto, una avioneta cae —señalan fuentes judiciales—, pero decenas más siguen volando con rumbo al sur argentino”.
Por Móvil Quique con información de Contexto Tucumán