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Una carrera cuadrera en Santiago del Estero tuvo un demencial final con un muerto y varios heridos
Cuando uno de los organizadores ingresó a la zona de apuestas con su camioneta, la situación se desmadró y terminó con una víctima fatal y varios heridos en medio de un desbande general.
Un santafesino muerto bajo las ruedas de una camioneta, tres amigos heridos y un cuarto apuñalado, fueron las sangrientas consecuencias de una batahola en una pista de carreras cuadreras de caballos en localidad santiagueña de Quebrachos, entre «los de Ceres» y los locales, cuyo disparador fue la reticencia en el pago de millonarias apuestas.
Pese al hermetismo total, se supo que media docena de policías de la Seccional 33 de Sumampa buscaban al chofer de la camioneta del horror, de apellido Albarracín. A la vez, la víctima fatal fue identificada como Jonathan Morel, de 23 años, oriundo de Santa Fe.
El escenario resultó la pista «Pedro Villa Río Viejo», paraje distante 33 kilómetros de la capital santiagueña, en el departamento Quebrachos.
En esencia, los protagonistas confiaron que la gran atracción fue el caballo santafesino «Mariachi» con el «Buscada Phanthe».
Al ganar el visitante, varios santafesinos se presentaron a la ventanilla, reclamando el pago de varios millones en apuestas.
Algunas empleadas mujeres habrían reaccionado molestas. Como casi todos los «burreros» destilaban alcohol, alguien extrajo un cuchillo y adiós a la sobriedad.
Estalló una batalla campal que se habría extendido por más de 20 minutos. De acuerdo con las actuaciones policiales, un tal Albarracín apuñaló a un santafesino. Luego, ascendió a una camioneta Chevrolet S10 blanca.
Cero cordura, dentro del predio aceleró y empezó a atropellar a varios santafesinos: entre otros, cayeron Nahuel Alberto Miranda, de 27; Ramiro Gutiérrez (25) y Jonathan Morel, de 23 años. Los dos primeros resultaron solo golpeados.
No tuvo la misma suerte, Morel. Pese a ser socorrido y conducido al hospital de Sumampa, antes de las 20 dejó de existir, a pocos kilómetros del nosocomio.
Hacia nel final de la sangrienta, la policía intentaba restablecer la calma en la pista, con santafesinos exigiendo el pago de sus premios y, al mismo tiempo, furiosos por el fin de uno de sus compañeros.
La pista reflejaba una imagen tétrica, con múltiples destrozos; algunos propios del vehículo y otros, por la veintena de sujetos trenzados a trompadas en la antesala de la tragedia.
En los primeros minutos de hoy, Albarracín se habría refugiado en un campo en Quebrachos. Ello se desprendía de la investigación que impulsaba el fiscal, Martín Silva (foto), quien dispuso una autopsia y el traslado del cuerpo a la Morgue Judicial del Hospital Independencia.
Contrarreloj, un abogado procuraba reunirse con el santiagueño, quien habría sido identificado al volante de la camioneta, la cual presentaba diversos daños en su carrocería. «Vamos a presentarlo el martes a primera hora», adelantó a esta redacción.
La muerte del joven trastocó todo lo teórico, ya que la Seccional 33, de Sumampa, recibía varias denuncias: por la tragedia, por otras víctimas del choque, también por presuntas estafas, ya que los ajenos a la tragedia solo exigían el pago de las apuestas.
En un bando, unos contados santiagueños resueltos en colaborar con la Justicia. En otro, el grupo mayoritario de santafesinos, furiosos por la «desaparición» de Albarracín y con ánimos de iniciar una cacería humana nocturna.
Intuitivo, el fiscal instó a llevar a cabo una amplia vigilancia policial. Silva desactivó un desmadre mayor, ya que a sus impulsores no caracterizaba la sobriedad justamente.
Antes de la medianoche, una Unidad Morguera partió hacia la ciudad Capital. Los forenses hoy elevarán al fiscal las conclusiones. Después, el fiscal daría luz verde a la entrega del cuerpo a sus familiares.
También en esta jornada, se acentuaría el desfile de «burreros» por la Seccional 33 y el rompecabezas ya tendría más contundencia.
Además, este lunes declararían los responsables de la pista, ante el aluvión de cargos por presuntas «estafas».
Fuente: El Liberal