Politica
La odisea que vivió Perotti en Rosario, donde fue increpado por manifestantes
El rafaelino y del intendente Javkin decidieron participar de la movilización contra la inseguridad, pero no salió como esperaban. Debieron irse del lugar ante el enojo de los manifestantes.
El pasado miércoles por la noche, amigos y familiares del arquitecto Joaquín Pérez, asesinado en un robo mientras guardaba su coche el pasado 19 de octubre en la ciudad de Rosario, se manifestaron en el Monumento a la Bandera de la ciudad de Rosario para pedir justicia. La convocatoria fue para las 20 horas y a los pocos minutos de comenzar el acto, se hicieron presentes el gobernador de la Provincia Omar Perotti y el intendente de esa ciudad, Pablo Javkin. Los presentes comenzaron a increpar a ambos funcionarios que tuvieron que retirarse del lugar.
Al ver la presencia de estas autoridades, un grupo de periodistas, presentes en el lugar, dándole cobertura a esta movilización, se acercaron al Gobernador y un grupo de manifestantes comenzó a gritar «Que se vaya, asesino», «Asesino», «Sos una basura», por lo que se tuvo que retirar escoltado.
Al ser consultado por los medios sobre cómo se iba a ir el Gobernador, contestó: «Como vine», y agregó, «cuando hablamos con el intendente sabíamos dónde veníamos». Javkin, por su parte, permaneció un tiempo más en el acto y se retiró minutos antes de las 21.
Leandro, hermano de la víctima, pidió durante los disturbios en el comienzo del acto que no haya insultos y valoró que pese al desánimo y bronca de la gente los funcionarios asistieran y dieran la cara.
Perotti se quedó unos minutos y decidió irse, más precisamente cuando las críticas comenzaban a subir de tono. Entre gritos de «que se vaya», el intendente de Rosario decidió quedarse en el lugar junto a un grupo de funcionarios y concejales de distintos partidos.
Momentos de máxima tensión
Las fotos que recorrieron el país, lo dicen todo. El gobernador rafaelino fue sacado por su seguridad, todo mojado, tras recibir algunas agresiones y empujones. Fue en ese momento donde vivieron una máxima tensión. Javkin tuvo que ser escoltado por la Policía mientras algunos manifestantes enfervorizados lo insultaban. Uno de los reclamos de los vecinos era que los funcionarios no enfrentan el problema y se esconden. La decisión del Gobernador y del Intendente de participar del reclamo no salió como esperaban. El coro de insultos era atronador al pie del Monumento a la Bandera.
Rubén, de 62 años, le gritó al Intendente que sólo se dedicaba a hacer «pavadas». Javkin le respondió que se equivocaba. «No tengo policías para garantizar la seguridad. Qué querés que haga», le respondió. Entre el fervor de los manifestantes, varios familiares de víctimas de la inseguridad se acercaron para plantearle sus demandas, como los familiares de Gonzalo Molina, un joven de 20 años que fue asesinado el 7 de febrero pasado. «Mi hijo trabajaba en Aerolíneas Argentinas y parece que lo mató un fantasma. Nunca encontraron a los responsables», afirmó Sandra Romero, su madre.
Recordemos que esta nueva marcha se produjo por iniciativa de un grupo de vecinales de Rosario que convocaron el jueves pasado a una protesta por el crimen de Joaquín Pérez. Pero durante los últimos días la familia de la víctima tomó las riendas del reclamo.
Esta semana los parientes del arquitecto salieron por los medios a pedir que los rosarinos se plieguen a este nuevo reclamo en el Monumento a la Bandera, tal como informa Aire de Santa Fe. «Las balas no sólo mataron a Joaquín, sino que asesinaron a un montón de personas», afirmó Indiana, la esposa del arquitecto de 34 años, que fue asesinado el martes de la semana pasada cuando dos hombres le dispararon para robarle su auto, un Renault Clio modelo 2006, que abandonaron a diez cuadras de donde ocurrió el homicidio de Pérez. Herido con dos disparos, el arquitecto trató de llegar hasta su casa, que estaba a unos 50 metros de la cochera, pero murió minutos después, a pesar de las tareas de reanimación que le realizó un vecino que es médico.
El asesinato de Pérez provocó conmoción en el barrio de Arroyito, donde vivía, y en todo Rosario. Este tipo de homicidios en ocasión de robo es poco común entre las historias que supuran de la violencia narco de Rosario. El 2% del total de 188 asesinatos que se produjeron en Rosario tienen como motivación el robo. Pero, como ocurrió en 2016, cuando estallaron las protestas de Rosario Sangra, este tipo de hechos genera una conmoción profunda en la población porque la víctima está ajena a los negocios del crimen organizado que son los móviles más comunes de los asesinatos en Rosario. «La gente está cansada y estamos todos cansados. Esto tiene que ser un quiebre, tiene que cambiar todo», reclamó Indiana.
Otra mirada
Desde el Gobierno de Santa Fe trataron de tomar distancia de la bronca social que estalló en Rosario tras el crimen de Joaquín Pérez. En medio de la campaña electoral los partidos opositores tampoco se metieron en el debate por la seguridad. Los cánticos de «que se vayan todos», como entonaba la gente en la marcha del jueves pasado, dirige el reclamo no sólo contra las autoridades sino que interpela a toda la clase política.
Ningún dirigente, funcionario o legislador se animó a participar de aquella primera protesta. Desde el crimen de Joaquín, el gobernador Omar Perotti y las principales autoridades del Ministerio de Seguridad evitaron pisar la ciudad. Perotti dijo que la violencia en Rosario es «inaceptable».
El fin de semana, el intendente Pablo Javkin se atajó ante el problema al advertir que el municipio no tiene personal armado. De esa manera, le tiró la responsabilidad a la Provincia. Y deslizó que si alguna vez se concreta la autonomía de Rosario, la ciudad podría tener una fuerza municipal propia.
El ministro de Gobierno de Santa Fe, Roberto Sukerman, quien propuso en 2019 la creación de una policía municipal, lo cruzó fuerte y al señalar que el intendente busca «victimizarse». Frente al reclamo social cada vez más multitudinario, el Gobierno de Santa Fe no tiene un amplio margen de maniobras. Hace tres semanas llegaron 575 gendarmes que fueron presentados por el ministro de Seguridad de la Nación, Aníbal Fernández, pero aún no se vieron en acción, por lo menos la pregunta que surgió de los manifestantes en el Monumento a la Bandera fue: «Dónde están los gendarmes».
Fuente: La Opinion.