Politica
Milei llamaría a una consulta popular si la oposición intenta voltearle el DNU: desafío inédito al sistema político
Los primeros pasos del nuevo gobierno demuestran que Javier Milei representa el mayor desafío para el sistema político y económico en los últimos 40 años de democracia. Y lo hace a partir de dos presupuestos fundamentales en su pensamiento.

El primero es que la legitimidad que otorga la voluntad del pueblo es el factor predominante, y en consecuencia la arquitectura institucional prevista en la Constitución debe sujetarse a ese principio. Quizás es un argumento esgrimido por estar en minoría en el Congreso, pero subyace a todas las decisiones que toma. El segundo es que, a pesar de que aún no se ha producido un estallido social en las calles, la situación del país es de una gravedad terminal, lo que justifica un conjunto de acciones urgentes, sin margen para debates demasiado técnicos sobre las herramientas a utilizar.
El megadecreto que firmó esta semana para transformar la matriz económica “colectivista” en otra “liberal” es la exhibición palmaria de ese razonamiento. Milei entiende que lo votó el 56% del electorado después de haber dicho lo que iba a hacer, y por lo tanto tiene el imperativo de imponer estas transformaciones, y debe hacerlo rápidamente por lo crítico del cuadro. En esa lógica, la legitimidad de los legisladores, que también emana del voto popular, está disminuida por el hecho de pertenecer a la “casta” y de solo buscar mantener su situación privilegiada. En consecuencia, se convierten en un factor de obstrucción frente a las reformas.
Por esta razón, el Presidente está absolutamente determinado a no moverse del DNU que firmó, y ordenó no aceptar el pedido de algunos bloques, e incluso de algunos referentes de su propia fuerza política, para traducirlo en un proyecto de ley. “No es momento para cuestiones estéticas o procedimentales. La política debe darse cuenta de que está fuera de la sintonía social”, explica uno de los laderos presidenciales, que admite que la estrategia para evitar que lo rechacen en el Congreso es congelar el debate y dejar que con el tiempo el tema salga de la agenda y el decreto genere hechos jurídicos que lo transformen en irreversible. Por eso no fue incluido en el temario para las sesiones extraordinarias. Y en el caso de que se conforme un frente de resistencia activo contra el decreto, en la Casa Rosada no descartan apelar a una consulta popular. “Ya lo dijo Javier en campaña, y está previsto en la legislación”, aducen.
Para ellos el coro de especialistas que plantea la inconstitucionalidad de la norma es parte de una elite que no entiende la situación y que se da el lujo de cuestionar la pureza institucional de las medidas. Pero para los libertarios no se trata de un debate jurídico, más allá de que hayan sometido el texto a la revisión de Rodolfo Barra, Nicolás Posse y su gente, Mariano Cuneo Libarona, el secretario Legal y Técnico, Javier Herrera Bravo, y un estudio privado.
En el entorno de la Casa Rosada prima la convicción compartida de que están en la senda correcta, y ahora se muestran entusiasmados con la idea de doblar la apuesta con una batería de proyectos de ley de alto impacto, que es la que se disponen a enviar esta semana, y que incluye desde el blanqueo y la moratoria impositiva hasta la eliminación de las PASO (en el capítulo electoral se incluiría también un cambio en el sistema electoral para pasar a un modelo uninominal por circunscripción, al estilo anglosajón, lo que sería un verdadero terremoto para los partidos clásicos).
En el interior del equipo oficial hubo largas conversaciones sobre el DNU. La versión original era tres veces más voluminosa e incluía hasta la derogación de la ley de divorcio vincular. Se discutió mucho el contenido, y también la estrategia. Hubo quienes plantearon que era mejor mandar primero la ley ómnibus y después el DNU para no generar reacciones tempranas en el Congreso. Otros que propusieron pasar algunos ejes por separado. Pero al final se impuso la visión de Federico Sturzenegger, autor intelectual del proyecto (se sigue evaluando que esté a cargo de una agencia de desregulación para monitorear la instrumentación del decreto), con la idea de que debía ir todo junto en un único DNU; ni fragmentación ni ley. El Presidente lo apoyó y saldó la discusión.
Por segunda vez en poco tiempo, apareció un Milei convencido por un externo que le acerca un plan reformista. El primero había sido el ministro de Economía, Luis Caputo, quien logró doblegar el plan dolarizador de Emilio Ocampo a partir de la obsesión por el déficit cero compartida con el mandatario. Cuenta la leyenda que su llegada al gabinete estuvo influida por las fuerzas del cielo. Milei y Caputo se cruzaron en un festejo hace seis meses y Toto le preguntó por qué lo criticaba tanto. En la conversación descubrieron afinidades conceptuales y empezaron a trabajar juntos. Cuando llegó el momento de definir su rol, emergió la negativa de la esposa de Caputo a que volviera a la gestión pública. Milei organizó una cena con la pareja y los recibió junto con su hermana Karina. Allí le dijo a la esposa del ministro: “Toto es un elegido del cielo. Tiene que sumarse a la misión”. Ella, creyente como él, quedó cautivada. Fin de la resistencia.
En el Gobierno hay un fuerte autoconvencimiento para llevar adelante un amplio set de reformas, que emana de las encuestas que marcan que el Presidente tiene un nivel de aprobación del 60%. También del hecho de que Milei es un sujeto político diferente a lo conocido hasta ahora, no solo por su carácter de outsider, sino por la interpretación que hace de su tarea. Él entiende la Presidencia como un trabajo, y también como una misión. En la primera visión pesan sus antecedentes de empleado del mundo privado, alguien a quien un jefe, en este caso el pueblo, le encargó una labor que debe cumplir. Por eso también ahora aceptó cobrar el sueldo que le corresponde, algo que no hizo con su dieta de diputado.
En la segunda visión pesa su profundo misticismo, la idea de ser un elegido para cumplir un mandato, un destino celestial. Así se entiende que no le preocupe demasiado pagar los costos que un político clásico estaría evaluando. También así se comprende mejor su temeridad y su desinterés por lo que la terrenalidad le depara para sus planes. Su éxito depende de que se mantenga el favor popular y la señal divina. Aparece allí con mucha fuerza la intención de construir un relato y una identidad propios, a partir de la figura dominante de Milei, su discurso y su estilo. Una necesidad de enfatizar que es distinto.
Este exceso de confianza se traduce en un desdén por los procedimientos. Si el pueblo y Dios lo quieren, no debería haber un diputado o un juez que entorpezca el avance. La obstinación de los mortales. Por esa razón, se avizoran varios inconvenientes en el horizonte a la hora de la instrumentación de las medidas.
El primero es el Congreso, donde a la debilidad de origen de La Libertad Avanza se sumó una desconexión preocupante con el Gobierno. Nadie allí sabe realmente qué dicen los proyectos que se enviarán y tampoco trabajó políticamente para empezar a sumar adhesiones. No se conformaron oficialmente las comisiones y diciembre ya se consume sin actividad. Como bonus, el DNU exasperó hasta a los más cooperativos.
Martín Menem es pura buena voluntad, pero sigue sin saber qué debe defender. Victoria Villarruel es percibida como una autónoma por el núcleo duro de Milei, así que no le confían detalles. Guillermo Francos corre por todos los frentes, pero no alcanza. Y los bloques propios de diputados y senadores exhiben sin pudor una amplia inexperiencia. Viendo estas limitaciones, ahora se sumó el mendocino Omar De Marchi como enlace con el Congreso, en implícita admisión de que “está faltando gestión política”, según sintetizó uno de sus promotores. “No nos hablan, no nos dicen qué necesitan y Milei nos ningunea. Aunque querramos ponerle buena disposición, así es muy difícil”, esgrime uno de los diputados que se propuso como aliado y ahora se siente defraudado.
Con los gobernadores hubo un gesto fuerte en la reunión que convocó Milei el martes. Fue cordial y respetuosa, pero no sirvió para sentar las bases de un entendimiento firme. El Presidente ofreció pagar el costo de impulsar la reversión de Ganancias, si los mandatarios también acompañaban. Los caciques expresaron preocupaciones de lo más variadas por el ajuste y el impacto en sus provincias. Al terminar, cada uno se fue con una idea distinta. En el Gobierno piensan que lograron el apoyo del interior; entre los gobernadores, hubo desilusión. Lo que está claro es que allí no se sentaron las bases de un acuerdo de gobernabilidad. Milei cree que no hace falta porque el mandato del pueblo y de Dios es claro. Los gobernadores, más materialistas, no lograron las compensaciones que fueron a buscar.
Peor le fue a la CGT, uno de los pocos actores con los que el Gobierno venía hablando previamente. Nunca les dijeron que la “modernización laboral” iba a tener semejante profundidad, y que además avanzarían contra sus obras sociales y limitarían el derecho a huelga. Resultó que la famosa ley Mucci que tanto desgastó a Raúl Alfonsín, la ley Banelco que marcó el principio del fin de Fernando De la Rúa y la fallida reforma de Mauricio Macri se podían resolver en un día por DNU. Claramente los gremios son los más perjudicados por las nuevas medidas y eso adelantó el horizonte de conflictividad. Así el nuevo gobierno tendrá en menos de un mes, movilizaciones piqueteras, ollas populares, cacerolazos y también un paro sindical. Y no es que el antagonismo con los sindicatos acerque mucho a Milei con los empresarios. Si bien sus medidas promercado fueron muy bien recibidas por el establishment, dejó plantada a la cúpula de AEA, la entidad que nuclea a las empresas más grandes. Les dijo que concurriría a su encuentro y al final faltó. Igualmente la asociación emitió un comunicado de claro respaldo.
Las organizaciones sociales fueron directamente marginadas de la interacción. La ministra Sandra Pettovello admitió en charlas reservadas que no quiere cometer el mismo error de Carolina Stanley y dejarse seducir por la aproximación del diálogo. Con este argumento rechazó cualquier encuentro directo y bajó la misma línea al responsable del área, Pablo de la Torre, quien está más inclinado por generar mecanismos menos confrontativos. La tensión derivó en que por primera vez desde la crisis de 2001 no hubo distribución de bolsones de comida para fin de año.
Los “planeros” son otro foco de la ofensiva. A ellos apunta el protocolo antipiquetes que exhibió logros pero demostró ciertas limitaciones (hubo alguna autocrítica interna con la idea de mostrar a Milei en el centro de monitoreo mientras los manifestantes del Polo Obrero forcejeaban con la policía. “Pudo haber terminado mal, y con el Presidente a cargo”, admitió un asesor). También las denuncias penales y la auditoría que se iniciará la semana próxima para dar de baja planes irregulares. En el Gobierno están convencidos de que los gremios y organizaciones sociales están en el escalón más bajo de la consideración social, por lo cual la ofensiva es bien percibida por el grueso de la sociedad. En la Casa Rosada tampoco le prestan atención a los nuevos cacerolazos, una metodología utilizada por el antikirchnerismo que ahora cambió de manos para expresarse en contra de los libertarios. “Están en su derecho a manifestarse, pero no tienen representación suficiente como para desviarnos del camino”, plantean seguros en el oficialismo.
El peronismo, aún en estado de conmoción por la derrota electoral, exhibe en la oposición dos caras. Por un lado no se desgrana públicamente porque las políticas de Milei los mantiene juntos, les da un motivo; pero por el otro, se percibe un sordo e implacable pase de facturas. Contra La Cámpora por su ambición y egoísmo; contra Sergio Massa por el fracaso en las urnas pero sobre todo por el deterioro económico; contra los gobernadores, por no haber conseguido los 800.000 votos que les hicieron falta para ganar en la primera vuelta. Cristina Kirchner hizo grabar su regreso al Instituto Patria como una manera de mandar una señal de que está activa. Rápidamente empezó a pedir informes y a hablar con dirigentes cercanos para monitorear la situación. En la intimidad no está disconforme con el resultado electoral. Un triunfo de Massa la hubiese dejado muy condicionada, en cambio ahora tiene un rol de oposición claro y una expectativa a futuro puesta en Axel Kicillof. Como siempre, su principal obsesión es el frente judicial, donde se siente desguarnecida. Ya no tiene fueros, percibe que la Corte Suprema la quiere arrinconar y que en Comodoro Py hay muchos jueces con espíritu emprendedor. Pero lo más grave es que ya no tiene la convocatoria para hacer una movilización masiva frente a los tribunales.
En el medio Kicillof y un grupo de intendentes están aterrados por la situación económica que se les avecina. De allí se entiende la reunión que convocó el viernes el propio gobernador en La Plata. Un dato que exhibe las diferencias: los intendentes, que estuvieron allí, después no quisieron sacarse la foto conjunta que se difundió, donde estaban, entre otros Máximo Kirchner y Massa. Previamente, el jueves a la noche, hubo una cena en El Mangrullo, la guarida de los Granados en Ezeiza. Se juntaron allí intendentes de peso como Mario Secco, Fernando Espinoza y Jorge Ferraresi, además de Gabriel Katopodis y otros. El tema central fue la enorme preocupación por la situación social en el conurbano. Sus relevamientos en ferias y comercios de cercanía marcan una fuerte caída en el consumo de los sectores bajos.
Quienes transitan el conurbano eterno reconocen un fuerte desmejoramiento de la situación social desde el último mes del gobierno anterior, producto de la suba masiva de precios y la pérdida de poder adquisitivo de salarios, jubilaciones y planes. No pronostican un fin de año feroz, pero sí advierten sobre el efecto acumulado que se hará sentir a partir de marzo, con el regreso a las clases y la acumulación de aumentos que todavía no se aplicaron, sobre todo tarifas de transporte y energía.
Y así como en el Gobierno no parecen conmovidos por las lágrimas de los gobernadores, ni de los gremios ni de los piqueteros, este factor sí es tenido en cuenta. “Es un tema clave para nosotros. Nuestras encuestas nos marcan que la gente dice que nos tendrá entre 10 y 12 meses de tolerancia, pero después en los hechos quedarán reducidos a 3 o 4 meses. Por eso debemos demostrar algunas mejorías para marzo o abril. Y por eso el apuro que tenemos en la instrumentación de las medidas. Si la gente percibe que el esfuerzo no da resultados en el corto plazo, no nos acompañará más”, explica un hombre muy influyente de la administración.
Un estudio reciente y muy interesante de la consultora Poliarquía da cuenta con mucha nitidez de esta tensión entre expectativa de cambio y paciencia social, la clave del éxito o el fracaso de Milei. El trabajo marca que el Gobierno inicia su mandato con un nivel de aprobación del 67%, especialmente por el apoyo que tiene en el interior del país. El 65% dice que Milei sabe cómo resolver los problemas del país y hay acuerdo con algunas de las premisas centrales del discurso libertario, como que recibió “la peor herencia” de la historia, que “no hay alternativa al ajuste y el shock” y que “se debe realizar un ajuste en el gasto del Estado”. Sin embargo, el mismo sondeo advierte que “el nivel de acuerdo disminuye significativamente cuando se evalúan medidas concretas”, ya que “la mayoría de la sociedad no considera que sea merecedora del ajuste”. En definitiva, “el ajuste es el otro”. A partir de ese dato desglosa que el 72% rechaza el aumento del combustible, el 71% la suba de las tarifas de electricidad y el 53% la reinstauración de Ganancias. Esto es un problema grave para Milei, porque implica una disonancia clave a la hora de interpretar qué significa el concepto de cambio. Lo peor que le puede pasar al Presidente es que se generalice la idea de que al final la casta eran todos. Eso angostaría el mandato popular, y clausuraría la bendición celestial.
Por las dudas, desde Roma bajan mensajes. El papa Francisco les dijo a los obispos argentinos que vayan armando los preparativos para su viaje a la Argentina, supuestamente en abril del próximo año. Les pidió que seleccionen posibles lugares a visitar y celebrar sus ceremonias. “Vayan viendo ustedes”, les encomendó. Quienes mejor conocen al pontífice de su época porteña dicen que esa es una frase clave: “Cuando te dice eso, es porque no va a venir ni loco”.
Fuente: La Nación
Politica
José Delmastro: “La gestión de Pablo Pinotti avanza en un plan de bacheo que es histórico para Sunchales”
El candidato a concejal de Ahora Sunchales destacó el avance de las obras que se viene implementando en la ciudad: “Se está ejecutando con mano de obra propia lo que reduce los costos de los trabajos”

El candidato a concejal de Ahora Sunchales, José Delmastro, destacó los avances que se están desarrollando del Plan de Bacheo de hormigón que lleva adelante la Municipalidad de Sunchales: “La gestión de Pablo Pinotti avanza en un plan de bacheo que es histórico en nuestra ciudad” remarcó el dirigente “son obras sumamente necesarias porque mejora la calidad de vida diaria de los vecinos. Era una necesidad imperiosa a la que estamos dándole respuestas concretas y directas”
El Plan de Bacheo de hormigón y reparación de calles forma parte de una gestión que prioriza la planificación y la eficiencia. Hasta el momento, se han reparado 6 de los 15 puntos críticos planificados. Se llevan ejecutados más de 300 m² de superficie sobre un total de 850 m² proyectados. Se utilizaron 53 m³ de hormigón de los 150 m³ programados.
Otro de los puntos que resaltó José Delmastro es que el Plan se está ejecutando “con mano de obra municipal, lo que reduce notablemente los costos de los trabajos y optimiza los recursos que se administran” esto relacionado con otro de los ejes clave de la gestión Pinotti que tiene que ver con apostar a la eficiencia y austeridad, cuidando los recursos del Estado. Todo esto se traduce en definitiva en brindar más y mejores servicios a los sunchalenses
Fuente: Ahora Sunchales
Politica
Se aprobó aumento de 7,2% a jubilados y bono de $ 110.000, pero Milei ya anunció que lo vetará
El Gobierno adelantó que vetará la norma

Tras ocho horas de un debate tenso en la Cámara de Diputados, la oposición logró aprobar este martes un proyecto de ley que establece un aumento del 7,2% en las jubilaciones y una actualización del bono previsional a $110.000. La medida fue presentada como un incremento de emergencia para los sectores más vulnerables del sistema previsional, pero el oficialismo la rechazó enérgicamente, y el presidente Javier Milei anticipó que vetará la norma en caso de que también sea aprobada en el Senado.
El proyecto fue aprobado con 142 votos afirmativos, 67 en contra y 19 abstenciones. Se manifestaron a favor Unión por la Patria, el Frente de Izquierda, la Coalición Cívica, Encuentro Federal, Democracia para Siempre y el Bloque Independencia que responde al gobernador tucumano Osvaldo Jaldo. Fue rechazado por LLA, el PRO y bloques provinciales. La UCR se abstuvo.
El voto afirmativo de los tucumanos de Independencia sorprendió porque el gobernador Osvaldo Jaldo ha sido uno de los principales aliados del Gobierno y hasta el momento siempre se había alineado con el oficialismo. De hecho, los tres diputados que responden al mandatario provincial no habían dado quórum para iniciar la sesión. También llamó la atención el apoyo de dos diputadas salteñas de Innovación Federal, lo que podría dejar de manifiesto un enfriamiento de la relación entre la Casa Rosada y el gobernador Gustavo Sáenz.
Por su parte, el PRO dejó expuestas nuevamente sus tensiones internas con 9 abstenciones, 1 voto a favor del larretista Hécto Baldasi, y 22 votos en contra.
Por otro lado, la restitución de la moratoria fue aprobada por 111 votos afirmativos, 100 negativos y 15 abstenciones. Nuevamente sorprendieron los votos positivos de los tucumanos de Independencia y las salteñas de Innovación Federal. En este caso, resultó clave la decisión de abstenerse mayoritariamente de los bloque Encuentro Federal y Democracia para Siempre, lo que dificultó al oficialismo sumar voluntades para rechazar el proyecto.
El tratamiento, que se dio en el marco de una sesión especial convocada por bloques opositores, evidenció nuevamente la fragilidad del oficialismo en el Congreso. A pesar de los intentos por frenar la iniciativa, no logró evitar que la mayoría se impusiera. Diputados de Unión por la Patria, la UCR y otros bloques provinciales defendieron el proyecto como una respuesta urgente al deterioro del poder adquisitivo de los jubilados, agravado por la inflación y la falta de actualización real en los haberes mínimos.
Desde el oficialismo, en cambio, acusaron a la oposición de “irresponsabilidad fiscal”. Legisladores de La Libertad Avanza y el PRO aseguraron que la norma “destruye el equilibrio macroeconómico” alcanzado por el gobierno en sus primeros seis meses de gestión y que implicaría un gasto adicional imposible de sostener sin afectar otras partidas clave.
En paralelo a la sesión, se vivieron protestas en las inmediaciones del Congreso. Las manifestaciones incluyeron reclamos de trabajadores del Hospital Garrahan, colectivos feministas por los 10 años del Ni Una Menos y la tradicional marcha de jubilados, que volvieron a expresar su malestar por la pérdida constante del poder adquisitivo.
Desde el Ejecutivo nacional no tardaron en reaccionar. Apenas se conoció el resultado, voceros oficiales confirmaron que el presidente Milei vetará el proyecto en caso de que supere también la votación en el Senado, alineado con su política de ajuste y su negativa rotunda a “ceder ante la casta”.
En la previa de la sesión, desde el oficialismo hicieron públicos algunos cálculos sobre el impacto presupuestario de los proyectos. Sin embargo, muchas de las cifras fueron cuestionadas por la oposición, que además incluyó recortes del gasto tributario para garantizar esos recursos: por ejemplo, la eliminación de la exención al IVA para los directores de empresa, la eliminación de la exención del impuesto a las ganancias a las sociedades de garantía recíproca, que se destine el ahorro presupuestario logrado cuando el FMI quitó los recargos a los intereses, la nacionalización de los fondos de ACARA y de CSA de los entes recaudadores por los registros automotor y un redireccionamiento de todas las partidas que por DNU le fueron otorgadas a la SIDE.
El aumento del bono a $110 mil, y su posterior actualización por inflación, tendría un costo fiscal de alrededor de 0.26% del PBI, ya que la Oficina del Presupuesto del Congreso había calculado que el impacto fiscal sería de 0.23% si se llevaba a $105 mil y de 0.30% si quedaba en $115 mil. Finalmente la oposición terminó consensuando una cifra intermedia entre los dos dictámenes.
Según un informe elaborado por el Palacio de Hacienda, el aumento del 7,2% para las jubilaciones y pensiones abonadas por la ANSES que tengan la movilidad determinada por el artículo 32 de la ley 24.241, tendrá un costo de 0,20% del PBI para el 2025 y del 0,42% para 2026. En total acumulan un 0,7% del PBI.
Fuente: Contexto Tucumán
Politica
Los dirigentes políticos con peor imagen negativa: quiénes son los más cuestionados por la gente
El expresidente Alberto Fernández encabeza el ranking con apenas un 6% de valoración positiva y un diferencial de -82 puntos, el más bajo de la encuesta de la Universidad de San Andrés. Según el estudio, Máximo Kirchner (-58), Guillermo Moreno (-52)

A casi seiscientos días de haber asumido la presidencia de la Nación, Javier Milei sigue siendo el dirigente con mejor imagen positiva del país. Llegó al poder el 10 de diciembre de 2023, al ganarle el balotaje a Sergio Massa, y con Victoria Villarruel como vicepresidenta, inició un nuevo ciclo político en la Argentina. Hoy faltan dos años y medio para que finalicen esos mandatos, y un nuevo estudio del Laboratorio de Observación de la Opinión Pública (LOOP), realizado para la Universidad de San Andrés, muestra cómo se perciben sus gestiones y la de otras figuras políticas del país.
La participación incluyó 1005 encuestas realizadas entre el 21 y el 29 de mayo de 2025 a personas adultas de todo el país, con acceso a internet. Así, se pudo indagar sobre la satisfacción con la situación general del país, la opinión sobre los poderes políticos y sus políticas públicas, y la imagen de los principales dirigentes.
Claro y contundente, el resultado muestra que todos los líderes políticos relevados tienen más imagen negativa que positiva. Ninguno escapa al rechazo, ni siquiera quienes ocupan cargos altos o tienen una exposición más reciente.
Entre todos, el presidente Javier Milei es quien sale mejor posicionado con un 44% de imagen positiva y un diferencial de -7 puntos, lo que significa que su imagen negativa es apenas superior a la positiva. Además, es un dirigente que conoce el 99% de los encuestados, lo que indica que su figura ya está consolidada en el escenario público y probablemente no sufra grandes cambios en el corto plazo.
Al otro extremo aparece el expresidente Alberto Fernández, con apenas un 6% de imagen positiva y un 88% de negativa, lo que da un diferencial de -82 puntos, el más bajo del ranking. En el fondo de la tabla le siguen Máximo Kirchner (-58), Guillermo Moreno (-52) y Lilia Lemoine (-52).
Hay figuras muy conocidas que tampoco logran revertir la desaprobación: Cristina Fernández de Kirchner (-38), Mauricio Macri (-36), Axel Kicillof (-34) y Sergio Massa (-32). Todos ellos tienen una imagen positiva en torno al 26%-28%, pero la negativa es muy superior.
También hay dirigentes con menos exposición, como Rodrigo de Loredo, Martín Llaryora y Juan Schiaretti, quienes si bien son menos conocidos, tampoco logran una imagen positiva sólida. En el caso de Myriam Bregman y Nicolás del Caño, el estudio revela un techo bajo: pocos los conocen, pocos los valoran, y su imagen sigue en negativo.
En cuanto a la evolución de la imagen positiva en los últimos años, el informe de la Universidad de San Andrés refleja una tendencia clara: el desgaste es generalizado. Salvo el presidente Milei y la vicepresidenta Villarruel, que se mantienen con niveles relativamente altos, el resto de los dirigentes aparece estancado o en retroceso.
Milei lidera el ranking con un nivel de aprobación que fue en crecimiento desde mediados de 2023, con picos cercanos al 50% tras haber asumido. Pese a que en los últimos meses su imagen cayó levemente, sigue siendo el mejor ubicado.
Sin embargo, la dirigente peronista Cristina Fernández de Kirchner mantiene una imagen estable, en torno al 26%, sin grandes subas ni bajas, pero lejos de sus mejores momentos políticos. Algo similar ocurre con Axel Kicillof, que alcanza el 27% pero no logra despegar.
El futuro incierto del PRO y LLA divide a la sociedad
La encuesta de la Universidad de San Andrés, con un error muestral de aproximadamente +/? 3.15 puntos porcentuales, revela una sociedad dividida sobre la relación entre el PRO y La Libertad Avanza. Al 23% de los consultados le parece que el PRO debería actuar como oposición al gobierno de Javier Milei, mientras que un 20% sostiene que debe mantener una cooperación legislativa sin integrarse al oficialismo. Sobre el resto, un 18% apuesta a una coalición, solo un 10% apoya una fusión en un solo partido, y los demás no tienen opinión o prefieren no responder.
Ahora, también las diferencias entre grupos son marcadas. En cuanto al Nivel Socioeconómico (NSE), que clasifica a las personas según sus ingresos, educación y ocupación, la Clase Alta (ABC1) y la Clase Baja tienen la idea de que el PRO debe ser oposición, mientras que en los sectores medios y bajos hay más apertura hacia alianzas o cooperación.
Por edad, los más proclives a apoyar una coalición son los integrantes de la generación Boomers (nacidos entre 1946 y 1964, en la época del auge demográfico post-Segunda Guerra Mundial), mientras que la Generación Z (nacidos entre 1997 y 2012, con menos de 27 años) tienen opiniones más diversas.
Este nuevo gráfico muestra la evolución de las opiniones públicas sobre la relación entre el PRO y La Libertad Avanza entre septiembre de 2024 y mayo de 2025:
El respaldo a una coalición entre ambos espacios cayó de más del 30% a un 20% en mayo, con una disminución constante durante el período.
La opción de que el PRO sea oposición creció y alcanzó un 22%, convirtiéndose en la alternativa con mayor apoyo en el último registro.
La postura de mantener una cooperación legislativa sin integrarse al gobierno también ganó terreno, situándose en un 20%.
La propuesta de fusionarse en un solo partido sigue siendo la menos elegida, aunque mostró un leve aumento, llegando al 10%.
De cara a las elecciones legislativas de septiembre, la evolución de estas posturas será determinante para el futuro político de ambos espacios.
Cristina Kirchner es la líder indiscutida del 35% de la oposición
Según datos relevados en mayo de 2025, el 35% de los encuestados considera que Cristina Fernández de Kirchner es la principal líder de la oposición en la actualidad. Esta cifra refleja el fuerte peso político y simbólico que Cristina mantiene dentro del espacio opositor, a pesar del paso del tiempo y los cambios en el escenario político.
Asímismo, muy por detrás, un 14% de las personas consultadas señala a Axel Kicillof como líder, mientras que Mauricio Macri recibe apenas un 3% de las menciones, números que confirman la clara distancia que existe entre Cristina y otros dirigentes en cuanto al liderazgo opositor.
En tanto, un significativo 27% de los encuestados considera que la oposición no tiene un líder definido, lo que evidencia una percepción de fragmentación o vacío en la conducción política. A esto se suma un 11% que no sabe o no puede identificar quién lidera la oposición, y un 6% que prefirió no responder a esta pregunta. Otras figuras políticas como Juan Grabois, Guillermo Moreno, Sergio Massa y otros referentes aparecen con porcentajes muy bajos o casi nulos.
Oficialismo y oposición casi igualados en intención de voto
En las elecciones legislativas de la Ciudad de Buenos Aires de mayo de 2025, Manuel Adorni, candidato de La Libertad Avanza, obtuvo el 30,1% de los votos, superando a Leandro Santoro, de Es Ahora Buenos Aires, quien alcanzó el 27,4%. Por su parte, Silvia Lospennato, del PRO, quedó en tercer lugar con el 15,9%.
Sin embargo, los datos de este mayo muestran que, si las elecciones legislativas se realizaran hoy, un 31% de los consultados votaría al oficialismo, mientras que un 28% elegiría a la oposición. Esta diferencia de tres puntos otorga una leve ventaja al oficialismo respecto al relevamiento anterior, cuando contaba con un 29%.
Asímismo, la oposición retrocedió un punto en comparación con marzo.
El dato que llama la atención es que un 21% de las personas aún no sabe a quién votar, lo que refleja un nivel alto de indecisión en el electorado. A esto se suman quienes afirman que no votarían (7%), los que prefieren no responder (8%) y los que optarían por el voto en blanco (5%). Y en conjunto, más del 40% de los encuestados no tiene una postura definida, lo que deja un escenario electoral abierto y muy incierto.
Siguiendo esta idea, si las elecciones legislativas fueran hoy, La Libertad Avanza (LLA) obtendría el 29% de los votos, posicionándose como la fuerza política con mayor intención de voto. En comparación con marzo, LLA sube tres puntos, consolidándose como la opción principal y captando votos que antes iban al PRO, que cae del 10% al 7%.
Por su parte, el peronismo se mantiene estable con un 24%.
En el resto del escenario, el Frente de Izquierda alcanza un 4% y la UCR un 3%, sin cambios importantes. Además, un 17% de los encuestados dice no saber a quién votaría, mientras que un 5% asegura que no votaría, un 4% votaría en blanco y un 7% prefiere no responder.
Así, muestra un electorado muy volátil, con muchas posibilidades de cambiar su voto en los próximos meses.
Fuente: Perfil
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