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Milei tildó de “traidora” a Victoria Villarruel tras la aprobación de los proyectos previsionales

Desde el escenario de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, y en medio de un discurso encendido contra el Congreso y el gasto público, el mandatario arremetió contra su vice sin nombrarla directamente, pero con una alusión inequívoca.

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Foto: Milei tildó de “traidora” a Victoria Villarruel tras la aprobación de los proyectos previsionales

La tensión entre el presidente Javier Milei y su vicepresidenta, Victoria Villarruel, alcanzó este miércoles un punto de quiebre público e inédito en la historia democrática reciente. Desde el escenario de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, y en medio de un discurso encendido contra el Congreso y el gasto público, el mandatario arremetió sin nombrarla directamente, pero con una alusión inequívoca: «Lo hicimos con 15% de la Cámara de Diputados, 7 senadores, una traidora, pero con el mejor jefe de Gabinete de la historia, que es Guillermo Francos».

La frase, pronunciada ante un auditorio que lo escuchaba en silencio, aludió directamente a Villarruel, quien horas antes había habilitado la sesión en el Senado que permitió aprobar una serie de leyes con alto impacto fiscal, entre ellas, el aumento de las jubilaciones y la restitución de la moratoria previsional. Desde el oficialismo, consideraron la sesión como «inválida», y varios referentes del espacio habían presionado a la vice para impedirla. Sin embargo, Villarruel presidió el debate y no bloqueó el funcionamiento del cuerpo.

El señalamiento de Milei marcó un hito de gravedad institucional. No existen antecedentes cercanos en los que un presidente haya atacado públicamente a su vicepresidenta con semejante dureza. Ni siquiera durante la recordada votación de la resolución 125 en 2008, cuando Julio Cobos, entonces vice de Cristina Fernández, desempató contra el Gobierno con su «voto no positivo»; ni en el escándalo de las coimas en el Senado que llevó a la renuncia de Carlos «Chacho» Álvarez durante la presidencia de Fernando de la Rúa; ni en los enfrentamientos entre Carlos Menem y Eduardo Duhalde en los años ’90.

La relación entre Milei y Villarruel se sigue tensionando.

La interna libertaria quedó expuesta con una crudeza sin precedentes, en un momento político clave: el Senado avanzó con una agenda que el presidente considera letal para su plan de ajuste. Villarruel, a diferencia de lo que había ocurrido en otras ocasiones, no se retiró del recinto ni bloqueó el quórum, sino que habilitó la sesión una vez alcanzado el número reglamentario, amparándose en que se trataba de una jornada ordinaria fijada por el propio cuerpo legislativo.

La decisión provocó la furia del entorno presidencial. Desde la Casa Rosada, funcionarios y dirigentes libertarios la acusaron de haber «convalidado al kirchnerismo» y de actuar en contra del Ejecutivo. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, escribió en sus redes: «Levántese, Sra. Vicepresidente. No denigre la institución que preside. No sea cómplice del kirchnerismo destructor».

El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, confirmó que el Gobierno judicializará las leyes aprobadas y, en su entorno, algunos hablaron abiertamente de una «ruptura política» entre Milei y Villarruel. Aunque ella no respondió públicamente, la fractura quedó sellada por la frase del presidente: un acto de descalificación directa que no tiene antecedentes en la relación entre un jefe de Estado y su vice en democracia.

Las declaraciones del presidente tuvieron lugar durante el acto del 171° aniversario de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires.

En su discurso, Milei no sólo apuntó contra Villarruel. Elevó el tono contra todo el Senado, al que acusó de ser un obstáculo para su plan de reformas. «¿Saben qué es lo que se discute en el nido de ratas, en la madriguera inmunda, donde están todos los degenerados fiscales que no quieren devolverle a ustedes su dinero?», lanzó, al referirse al debate parlamentario sobre los recursos fiscales. Y remató con una advertencia: «Nosotros estamos haciendo nuestra parte. Los degenerados fiscales no quieren que el dinero vuelva a ustedes».

La referencia a la Cámara alta se dio en el mismo tramo de su intervención donde planteó que, si lograra la reelección y el PBI creciera entre 6 y 8% anual, su Gobierno reduciría los impuestos «un punto y medio del PBI por año» y devolvería «500 mil millones de dólares a los argentinos de bien».

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