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¿Francisco puede ser santo?: los milagros que se le atribuyen y los requisitos que exige la Iglesia
La Iglesia Católica tiene un procedimiento riguroso y estructurado para declarar a una persona como santa, un proceso conocido como canonización, que reconoce oficialmente que alguien vive en la presencia de Dios y puede ser venerado públicamente. Este camino está compuesto por varias etapas, cada una con exigencias claras.
La muerte del papa Francisco conmocionó al mundo católico y despertado una serie de preguntas sobre su legado, entre ellas una que resuena con fuerza tanto en los fieles como en los medios: ¿puede ser canonizado el Papa Francisco?
La Iglesia Católica tiene un procedimiento riguroso y estructurado para declarar a una persona como santa, un proceso conocido como canonización, que reconoce oficialmente que alguien vive en la presencia de Dios y puede ser venerado públicamente. Este camino está compuesto por varias etapas, cada una con exigencias claras.
Para que se inicie el proceso de canonización, generalmente deben transcurrir cinco años desde la muerte del candidato, salvo que el papa reinante dispense este requisito, como ocurrió en los casos de Juan Pablo II y la Madre Teresa de Calcuta. En este sentido, si se decidiera iniciar la causa de Francisco en un plazo breve, no sería sin precedentes.
El primer paso es que se reconozca que vivió una vida de virtudes cristianas heroicas. Si los investigadores concluyen que fue así, el fallecido recibe el título de «Venerable». Luego, para avanzar hacia la beatificación, se requiere la comprobación de un milagro atribuido a su intercesión. Este milagro debe ser verificado por un equipo de médicos, teólogos y expertos independientes. En el caso de los mártires, este paso se omite, pero no así para quienes, como Francisco, mueren por causas naturales.
Superado ese umbral, el candidato puede ser declarado «Beato», y tras un segundo milagro, canonizado como Santo. Todo este proceso puede tardar años o incluso siglos.
Durante su pontificado, Francisco fue admirado por su cercanía con los pobres, su defensa del medio ambiente, su impulso por una Iglesia más abierta y su predicación constante de la misericordia. Para muchos, su vida ya es considerada un ejemplo de santidad. No obstante, serán las futuras generaciones -y la Iglesia institucional- quienes evaluarán oficialmente si su vida fue de «virtud heroica» y si se producen milagros por su intercesión.
Los milagros que se le atribuyen al papa Francisco
Durante su papado, el papa Francisco fue protagonista de múltiples relatos que le atribuyen hechos extraordinarios, en particular vinculados con sanaciones que desafían toda explicación médica. Estos testimonios, surgidos a lo largo de los años, alimentaron la percepción de que su cercanía espiritual podía obrar milagros.
Uno de los episodios más citados tuvo lugar en 2014, cuando una familia de Estados Unidos viajó a Roma con su hija Ave, una niña con síndrome de Down que además padecía una severa afección cardíaca. Gracias a la intervención de un agente de seguridad del Vaticano, la pequeña fue puesta en los brazos del papa, quien, al conocer su historia, la besó y le dio su bendición.
De regreso en su país, la familia llevó a Ave a una revisión médica de rutina. Contra todo pronóstico, el informe reveló una mejoría inesperada: una de las perforaciones cardíacas que afectaban a la niña se había cerrado completamente, mientras que la otra había disminuido de tamaño en forma considerable. Conmovidos por el resultado, los padres recordaron el momento vivido con Francisco. Su madre, Lynn, expresó con convicción: «Su mano está ahí (sobre el corazón) y él es un siervo de Dios».
Otro hecho que permanece en la memoria colectiva ocurrió en 2015, durante la visita del Sumo Pontífice a Paraguay. En aquella oportunidad, recorrió el hospital pediátrico Acosta Ñu. Tras su paso, varios padres manifestaron que, luego de recibir la bendición del Papa y escuchar sus oraciones, sus hijos comenzaron a mostrar signos de mejora en sus condiciones de salud.
En una línea similar se encuentra el caso de Paolo Bonavita, un niño italiano cuya historia cobró notoriedad en 2022. Paolo, de 10 años, padecía epilepsia, autismo y los médicos sospechaban la presencia de un tumor cerebral. El 20 de octubre de 2021, durante una audiencia general, se acercó espontáneamente al Papa, jugó con él e incluso intentó quitarle el solideo. Aquel tierno gesto se volvió viral, pero para su madre fue mucho más que una escena entrañable: lo vivió como una intervención divina.
La mujer relató que desde ese día, su hijo mostró avances inesperados. «Paolo subió solo las escaleras, algo que no podía hacer. Tropezó, pero se levantó. Estoy convencida de que ese día el Señor estaba con él», afirmó, visiblemente emocionada.
La canonización de Juan Pablo II como santo
Como antecedente inmediato puede considerarse el caso de Juan Pablo II, quien fue canonizado como santo justamente por Francisco en 2014.
La Iglesia reconoció dos milagros atribuidos a su intercesión. Uno de ellos fue la curación milagrosa de una monja francesa que sufría de Parkinson. El segundo fue la sanación inexplicable de un aneurisma cerebral en una mujer costarricense.
Previo a ser considerado Santo, Juan Pablo II comenzó, como todos, su proceso para lograrlo. En 2011, bajo el pontificado de Benedicto XVI, «su inmediato sucesor y valioso colaborador durante muchos años», reconoce el Vaticano, fue celebrada una ceremonia solemne para su beatificación.
Al igual que el Papa Juan Pablo II, en la lista de líderes de la Iglesia Católica convertidos en Santos, según la Red Católica Mundial, se encuentran nombres como:
San Pío X
San Juan XXIII
San Pablo VI
San León IX
San Pascual I
San Nicolás I
San Silverio
Lo cierto es que la muerte del papa Francisco es muy reciente y, más allá de los dos milagros que se le atribuyen, el proceso para que sea canonizado puede demorar años, incluso décadas. Lo importante, más allá de esto, es el legado que dejó para la Iglesia católica con su papado.
Fuente: Contexto Tucumán