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Un padre quiso dejar de pagar la cuota alimentaria de su hija con discapacidad y la Justicia lo mandó a leer «El Principito»
Una jueza correntina citó al progenitor de la joven al juzgado la próxima semana para que le explique cuáles fueron las enseñanzas que le dejó la novela filosófica del francés Antoine de Saint-Exupéry.
La Justicia de Corrientes dictó una resolución inédita que combina rigor jurídico con perspectiva de género y un gesto pedagógico. La jueza de Familia, Niñez y Adolescencia N° 4, Carolina Macarrein, ordenó a un hombre leer El Principito de Antoine de Saint-Exupéry, como parte de una medida destinada a que reflexione sobre su rol y su vínculo con sus hijos. Además, el fallo obliga al progenitor a subir del 35 al 40 por ciento de su salario en concepto de cuota alimentaria para sus dos hijos: una joven de 22 años con autismo y retraso madurativo, y un niño de 8 con celiaquía.
El progenitor había solicitado a la Justicia el cese de la obligación alimentaria hacia su hija mayor argumentando que se había vencido el Certificado Único de Discapacidad y que era responsabilidad exclusiva de la madre renovarlo.
“No le voy a pagar porque el certificado de discapacidad está vencido. Que se encargue la madre de actualizarlo, y ahí que me reclame, y vemos», habría esbozado el hombre. A raíz de esta actitud, la jueza consideró que las expresiones del progenitor revelaban una “falta de empatía y de corazón” hacia sus hijos, cuyas condiciones son irreversibles.
En diálogo con el programa radial Corrientes en el aire, la magistrada sostuvo: “Si este señor le dice esto a un juez, qué les dirá a la pobre mujer y a sus hijos». Y añadió: «No funciona así la cosa. Esa conducta es reprochable», añadió Macarrein.
Una sentencia con perspectiva de género y derechos humanos
El fallo determinó que el hombre (quien hasta la fecha no adeudaba ninguna cuota, solamente exigía dejar de pagarlas) tiene que pagar su parte, equivalente al 40 por ciento de sus haberes netos, más salario familiar, escolaridad, obra social y proporcional del aguinaldo. El monto será retenido directamente por la empleadora y transferido a una cuenta judicial, administrada por la madre.
En los fundamentos, la jueza subrayó que el derecho alimentario no es solo una transferencia económica, sino una responsabilidad parental que debe atender las necesidades materiales, emocionales y de salud de los hijos.
También destacó el valor económico del cuidado cotidiano que brinda la madre en soledad, lo que limita su inserción laboral y constituye una forma de desigualdad estructural y violencia económica.
Con perspectiva de género y en línea con tratados internacionales de derechos humanos, el fallo reconoció que la obligación alimentaria debe contemplar no solo la manutención, sino también las tareas de cuidado que recaen desproporcionadamente sobre las mujeres, más aún en contextos de discapacidad.
«El Principito» como enseñanza sobre empatía y responsabilidad
En un gesto poco común, la jueza incorporó una medida simbólica: dispuso que el hombre leyera el clásico del francés Antoine de Saint-Exupéry y que regresara al juzgado el 26 de agosto para explicar qué enseñanzas cosechó con la lectura.
«Se me ocurrió que podría leer El Principito y entender lo que significa ser empático”, explicó sobre su fallo. Se trata de una novela corta que se publicó originalmente en 1943 y que desde entonces se convirtió en el libro escrito en francés más leído y más traducido de todos los tiempos. Trata sobre las reflexiones de un pequeño príncipe acerca del valor de las cosas, el amor, la amistad, y la naturaleza y las relaciones humanas, con frases icónicas como «lo esencial es invisible a los ojos». Macarrein sostuvo en el documento que la relación del protagonista con su rosa ilustra la importancia del tiempo, la dedicación y el cuidado hacia quienes amamos.
La magistrada explicó que este tipo de medidas buscan generar reflexión en los progenitores que intentan evadir sus responsabilidades, recordando que ser padre no se limita a una obligación económica, sino que implica compromiso afectivo y presencia activa.
Fuente: Página 12