Mundo
Dos años de guerra: Rusia avanza y le deja pocas cartas a Ucrania
Con Putin fortalecido y la moral alta, el viento sopla a favor de Moscú; la ayuda occidental se estanca y complica a un Ejército ucraniano agotado, pero los expertos creen que todavía tiene chances

PARÍS.- La guerra en Ucrania entra hoy en su tercer año. El 24 de febrero de 2022, los occidentales habían manifestado un apoyo inmediato, firme y absoluto al país agredido. Dos años después, el viento parece soplar a favor de Moscú.
En el terreno, los soldados rusos progresan y el Ejército ucraniano constata amargamente que no posee las armas ni las municiones necesarias para resistir. En los países aliados, las reservas de armas se agotan y el presidente Joe Biden no consigue desbloquear los 60.000 millones de ayuda prometida a Kiev. En Moscú, después de haber silenciado toda oposición, Vladimir Putin se apresta a ser reelegido el mes que viene para un nuevo mandato de seis años.
En esas condiciones, las opiniones públicas sacan una conclusión lógica: solo un europeo de cada diez cree en la victoria de Volodimir Zelensky. Ante ese cuadro desolador, ¿es posible un cambio de situación? ¿Es necesario abrir negociaciones antes de una derrota ucraniana? ¿O, como muchos insisten, semejante iniciativa equivaldría a recompensar al agresor, abriéndole el camino para otras exigencias?

Tras dos años de conflicto sin interrupción, los soldados ucranianos están agotados. “Estamos todos muy cansados. Moralmente, físicamente ya no podemos más. Desde hace dos años, no conseguimos ver el final del túnel”, confesaba en enero por televisión un soldado desplegado cerca de Kupiansk (en el noreste ucraniano), una de las zonas donde los rusos lanzan ataques permanentes desde hace un mes. Según afirmó, durante el primer año soportaron gracias “a la adrenalina”.
A fines de 2022, la moral de las tropas fue dopada con el éxito de las ofensivas de Kharkiv (noreste) y Kherson (sur). Por el contrario, 2023 y el comienzo de este año provocaron una sucesión de decepciones. La ciudad de Bakhmut cayó en mayo tras meses de sangrientos combates, después fracasó la ofensiva estival de Kiev, mientras las operaciones solo permitieron recuperar algunos pueblos al precio de importantes pérdidas.
Las unidades ucranianas se estrellaron contra las sólidas defensas rusas. Hoy, confrontada a los asaltos del Kremlin, Kiev intenta organizar sus propias defensas a lo largo del frente. Una tarea titánica, porque la línea de frente se extiende sobre unos 1000 kilómetros y está sometida al fuego enemigo permanentemente, en particular al este.

Las pérdidas del Ejército ucraniano son secretas, pero, según Estados Unidos, ascenderían a unos 70.000 muertos y 120.000 heridos. Las mismas fuentes estiman en 120.000 los soldados rusos muertos desde que comenzó la guerra.
Las pérdidas rusas serían diez veces superiores a las que el país registró en diez años de guerra en Afganistán y más numerosas que todas las padecidas por el país desde 1945. Pero Alexei Raksha, exdemógrafo de Rosstat, afirma que esas cifras siguen siendo “insignificantes a escala de un país de 145 millones de habitantes, donde cada año mueren 1,8 millones de personas”, y que el principal efecto sobre la demografía será en términos migratorios, además de una reducción de la natalidad, debido a la muerte de los hombres jóvenes.
Voluntarios
Por su parte, Kiev tiene serias dificultades para enrolar voluntarios, aun cuando sea urgente reemplazar a los caídos en combate, mientras los veteranos comienzan a reivindicar un derecho a la desmovilización. En pleno debate, el Ejército ucraniano pedía 500.000 movilizados suplementarios. Zelensky rechazó la idea.

Un proyecto de ley cuyo fin es ampliar la movilización es actualmente examinado en el Parlamento. El texto prevé reducir la edad de la movilización de 27 a 25 años e introducir órdenes virtuales de reclutamiento, pero también limitar a 36 meses el servicio militar en tiempo de guerra. El jefe del Estado insiste en instalar un “sistema de rotación eficaz” de las tropas disponibles, asegurando que, sobre “casi un millón de hombres” ya enrolados, solo “una minoría” está actualmente desplegada en el frente.
Rusia, mientras tanto, país infinitamente más poblado —145 millones de habitantes contra 43 millones de ucranianos—, más rico y autoritario, parece capaz de mantener sus filas gracias a una sabia mezcla de propaganda patriótica, coerción e incitaciones financieras.
En el terreno, la ciudad obrera de Avdiivka —donde aún residen 900 civiles de los 30.000 de antes de la guerra— se convirtió recientemente en el nuevo símbolo de la resistencia ucraniana. Desde octubre pasado, las fuerzas rusas la atacaron y bombardearon masivamente, destruyéndola hasta los cimientos. El 17 de febrero, cuando el cerco se cerraba, las fuerzas ucranianas se retiraron. “Una decisión justa”, para Zelensky, “que permitió salvar la mayor cantidad de vidas posibles”.

Desde entonces, Kiev asegura que los rusos prosiguen su ofensiva en la zona. Las tropas de Moscú también continúan sus bombardeos casi cotidianos en las zonas alejadas de los combates. Por el momento, Rusia controla el 17% del territorio ucraniano lejos, es verdad, del 25% que había obtenido en el momento más importante de su avance, en marzo de 2022.
La única buena noticia de los últimos meses llegó del mar Negro. Ucrania puede enorgullecerse de haber hecho retroceder a la poderosa flota rusa gracias, sobre todo, a sus misiles y drones marítimos, que le permitió abrir un corredor crucial para la exportación de sus cereales. Aun siendo preciosos, esos éxitos son insuficientes para cambiar el curso de la guerra.
Situación incierta
Pero Ucrania necesita armas. Y en ese terreno la situación es incierta, debido a las divergencias internas norteamericanas en plena campaña electoral. Desde hace meses, 60.000 millones de dólares de asistencia a Kiev siguen bloqueados por el líder republicano de la Cámara de Representantes.
Conscientes del peligro que representaría para Europa un triunfo de Rusia, los europeos acordaron recientemente a Ucrania una ayuda de 50.000 millones de euros en los próximos cuatro años. La semana pasada, Zelensky firmó además dos acuerdos de seguridad, con Berlín y con París, destinados a garantizar a su país un apoyo duradero en su lucha contra las fuerzas rusas.

Pero los 27 países de la Unión Europea (UE) están atrasados en la entrega de obuses de artillería. El problema es que, sin ayuda, con una industria militar balbuceante y bombardeada, Ucrania no podrá replicar al potencial militar de una Rusia cuya economía está exclusivamente centrada en el esfuerzo de guerra. Kiev carece también de armas de largo alcance.
Ucrania podrá por el contrario contar este año con los aviones de combate norteamericanos F-16 reclamados durante meses y que los occidentales terminaron por darle. Este nuevo armamento debería permitirle frenar los asaltos rusos y lanzar ofensivas. Kiev también debe multiplicar su producción de drones, un arma convertida en indispensable. Para soportar el esfuerzo de guerra, Kiev también reclama a sus aliados medios de defensa aérea. En noviembre, Zelensky señalaba que los rusos “controlan el cielo y nosotros no podemos avanzar”.
“En 2024, la prioridad es echar a Rusia del cielo pues quien controla el espacio aéreo determinará cuándo y cómo terminará la guerra”, repite el ministro de Relaciones Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba.
A pesar de todo, una victoria ucraniana sigue siendo posible, según expertos militares. Al ritmo con que los rusos consumen su material en el frente, sus arsenales de la era soviética deberían perder su vida útil a partir de la primavera boreal de 2025, mientras que la capacidad de producción de las usinas de armamento rusas sigue siendo insuficiente para alimentar un conflicto de alta intensidad.

Según cálculos del Royal United Services Institute, Moscú necesita cerca de seis millones de obuses (4 millones de calibre 152mm y 1,6 millones calibre 122mm) por año para alimentar sus tropas en Ucrania, mientras que su producción global “no debería superar los tres millones”. Aun cuando Corea del Norte y —tal vez— China podrían ayudar, no bastará para asegurar la superioridad de Rusia.
La principal incógnita reside en la capacidad occidental de seguir apoyando a Ucrania el tiempo que sea necesario. Sin las armas de sus aliados, Kiev no podrá resistir a la aplanadora enemiga. En dos años de conflicto, los apoyos de Ucrania —Estados Unidos y la UE principalmente— libraron unos 100.000 millones de euros de ayuda militar. La suma es importante, pero no es desmesurada si se la compara con el presupuesto anual estadounidense de defensa, que debería superar los 817.000 millones de euros en 2024.
Para el coronel Michel Goya, historiador militar, “los ucranianos deben aguantar hasta mediados de 2025, cuando las capacidades de producción de armas occidentales hayan montado en potencia. Recién entonces podrán pensar en nuevas ofensivas. Nunca antes”.
Fuente: La Nación
Mundo
Alarma en Venezuela: buscan un avión que desapareció del radar tras salirse de la ruta prevista
El avión desaparecido llevaba tres pasajeros hacia la isla Margarita y su ultima ubicación sugiere desorientación de parte del piloto.

Autoridades venezolanas desplegaron un protocolo de búsqueda y salvamento tras la desaparición de una aeronave ejecutiva que perdió contacto con el radar.
Sucedió poco después de despegar del aeropuerto internacional de Maiquetía, en el litoral central del país, según informó este miércoles el Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (INAC).
El avión tipo Citation C550, matrícula YV3217, despegó con destino a la isla de Margarita y transportaba a tres pasajeros. Minutos después del despegue, se perdió toda comunicación con el Servicio a la Navegación Aérea.
La última señal de radar situó la aeronave a unas 15 millas al este de Maiquetía, en una zona próxima al parque nacional Waraira Repano, lo que sugiere una posible desorientación.
El ministro de Transporte venezolano, Ramón Velásquez Araguayán, confirmó la activación inmediata del protocolo de emergencia y continúan las tareas de búsqueda con participación de organismos especializados.
Fuente: Noticias Argentinas
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El horror en Sudáfrica: una madre vendió a su hija a un curandero para un ritual
Kelly Smith y dos cómplices recibieron cadena perpetua por tráfico de personas; la niña está desaparecida desde hace 15 meses.

Un Tribunal de Sudáfrica condenó a cadena perpetua a una mujer que vendió a su hija de seis años a un curandero por 1000 dólares.
Joshlin Smith desapareció en febrero del año pasado de su casa en Saldanha Bay, un pueblo pesquero a 135 kilómetros al norte de Ciudad del Cabo.
En un juicio que conmocionó al país, un testigo declaró que Kelly Smith había vendido a Joshlin a un curandero porque era valiosa por sus “ojos y piel”, según The Guardian.
Smith, de 35 años y madre de tres hijos fue declarada culpable de secuestro y tráfico de personas junto con su novio Jacquen Appollis y su amigo Steveno van Rhyn.
La desaparición de Joshlin en febrero de 2024 desató una búsqueda nacional, pero la niña aún no fue encontrada.
Inicialmente, Smith fue vista con compasión por la comunidad, que se movilizó para buscar a Joshlin en las dunas cercanas a su hogar. Las fotos de la nena inundaron Internet y las autoridades ofrecieron una recompensa de un millón de rands (87.000 dólares) por información para encontrarla.

Sin embargo, el caso dio un giro inesperado cuando Smith fue arrestada y una testigo declaró que la niña había sido vendida a un curandero que quería obtener partes de su cuerpo.
Un trabajador social designado para compilar información sobre Smith antes de su sentencia describió a la mujer como “manipuladora” y alguien que decía “mentiras descaradas”.
“Por lo tanto, no es exagerado concluir que Smith es el cerebro detrás del tráfico de su propia hija”, dijo.
El juez Erasmus dijo que Smith no había mostrado “ningun remordimiento” o preocupación por la desaparición de su hija.
Al anunciar las sentencias, el juez afirmó que el hecho de que Smith, Appollis y Van Rhyn fueran consumidores de drogas no era excusa. “No encuentro nada que sea redentor ni que justifique una pena menor que la más severa que puedo imponer”, declaró Erasmus.
El veredicto provocó aplausos en la sala del tribunal. Aunque aún no se determinó el destino exacto de Joshlin, quedó claro que fue víctima de tráfico de personas.

Las autoridades han ampliado la búsqueda de Joshlin más allá de las fronteras de Sudáfrica, pero hasta el momento no ha sido encontrada.
Según el sitio de noticias sudafricano IOL, 632 niños fueron reportados como desaparecidos el año pasado y 8.743 en los últimos 10 años.
Fuente: TN
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Un cardenal uruguayo confirmó que el papa León XIV vendrá a la Argentina en su primera gira latinoamericana
El propio sumo pontífice manifestó en varias ocasiones su deseo de viajar a la región. El Gobierno nacional, por su parte, prepara una invitación formal.

El cardenal uruguayo Daniel Sturla confirmó que el papa León XIV tiene previsto visitar la Argentina en su primera gira por América Latina, junto a Uruguay y posiblemente Perú. Sturla relató que, tras la elección del nuevo pontífice, le transmitió personalmente la invitación para visitar Uruguay y que el papa, en presencia del cardenal argentino Mario Poli, respondió de inmediato: “Sí, Argentina y Uruguay”, dejando en claro su intención de priorizar ambos países en su agenda.
El purpurado destacó que León XIV es consciente de que ni Argentina ni Uruguay recibieron una visita oficial de su antecesor, el papa Francisco, y que existe una “muy alta probabilidad” de que la gira se concrete próximamente.
El propio papa manifestó en varias ocasiones su deseo de viajar a la región, especialmente por su vínculo con América Latina y su historia personal en Perú, donde residió durante décadas y obtuvo la ciudadanía.

La confirmación de la visita de León XIV genera grandes expectativas tanto en la comunidad católica argentina como en el ámbito político, ya que sería la primera vez en más de tres décadas que un papa pisa suelo argentino.
El Gobierno nacional, por su parte, prepara una invitación formal que será entregada personalmente por el presidente Javier Milei en su próximo viaje a Roma, en lo que se considera un gesto de alto valor simbólico y diplomático.
Aunque aún no se definieron fechas ni detalles logísticos, la intención del Vaticano y de las autoridades argentinas es clara: la histórica visita papal está en marcha y podría marcar un hito para la Iglesia y para el país.
Fuente: NA
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