Economía
El aumento de la canasta básica anticipa una suba de la pobreza
El umbral que marca la pobreza creció 61% en 12 meses. Este incremento sigue arriba de la inflación.
La inflación golpea en todos los sectores de la sociedad, pero lo hace con mayor fuerza entre los segmentos más pobres, cuyos gastos se centran en los productos y servicios que más se han aumentado en los últimos meses.
Así lo evidencian los últimos datos publicados por el Indec en su informe de condiciones de vida.
Entre mayo de 2018 y el mes pasado, los costos de los consumos de las familias pobres se incrementaron 61,1 por ciento, y los de las indigentes, 61,7 por ciento. Esto se puede determinar a partir de las variaciones anuales de la canasta básica alimentaria (CBA) y de la canasta básica total (CBT), respectivamente.
Los porcentajes se mantienen, como a lo largo de 2018, por encima del incremento del nivel general del índice de precios al consumidor, que en el país trepó 57,3 por ciento en igual lapso.
La mayor afectación en los sectores más vulnerables se debe a que en la composición del gasto de esos hogares es mucho mayor la proporción de ingresos que se aplica a la compra de alimentos y a pagar bienes y servicios básicos no alimentarios, como energía eléctrica, agua y gas, por ejemplo.
Según los datos del organismo oficial dados a conocer ayer, una familia tipo (una pareja con dos hijos) necesitó en mayo 30.337 pesos para no ser pobre y 12.086 pesos para no ser indigente.
En igual mes de 2018, esos hogares precisaban 18.833 y 7.473 pesos, respectivamente.
Las notables subas de las canastas, varios puntos porcentuales por encima de la inflación, coinciden con los aumentos de la comida.
Según el IPC Nacional, en los últimos 12 meses la división alimentos y bebidas no alcohólicas trepó el 64,9 por ciento; transporte creció 70,6 por ciento, y vivienda, agua, gas y electricidad, 55,5.
Lo que viene
Si bien el dato oficial de pobreza del primer semestre de este año se conocerá recién en septiembre, con estos números en la mano se descuenta un desmejoramiento en las condiciones de vida.
Esto es porque estas canastas de gastos mensuales determinan los límites debajo de los cuales las familias son consideradas pobres o indigentes.
Esos umbrales (en este caso los poco más de 30 mil y de 12 mil para pobres e indigentes, respectivamente) se comparan con los ingresos de las familias, que son relevados trimestralmente.
La suma de los ingresos de quienes conforman un hogar se compara con aquellas líneas. Si están por debajo, son considerados pobres o indigentes.
La pobreza durante el segundo semestre de 2018 alcanzó en el país al 32 por ciento de la población urbana (en Córdoba, 33,7 por ciento).
El porcentaje marcó una fuerte suba frente al 25,7 por ciento de igual período de 2017.
En el primer semestre del año pasado, había marcado 27,3 por ciento. Contra ese dato habrá que cotejar el próximo registro.
La pérdida de poder adquisitivo estará sentenciada por la caída del salario real, que el año pasado perdió 12 por ciento. Fue la mayor baja desde 2002.
A esto hay que sumarle lo que haya perdido en la primera parte de este año.
Hasta marzo, un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) indica que en el acumulado del primer trimestre de 2019 el salario real cayó 1,6 por ciento, con una inflación a nivel nacional que alcanzó el 11,8 por ciento y los salarios que crecieron apenas por debajo.
Esto determinará que un número mayor de familias no podrán acceder a los umbrales que fijan las canastas básicas.
Los precios mayoristas saltaron casi 5% en mayo
El Indec informó ayer que los precios mayoristas aumentaron 4,9 por ciento en mayo y acumularon un avance de 68,5 por ciento respecto de igual período del año pasado.
El organismo oficial remarcó que ese aumento en el índice de precios internos al por mayor (Ipim) se explica como consecuencia de la suba del cinco por ciento en los productos nacionales y del 4,1 en los importados.
Además, el organismo marcó que el nivel general del índice de precios internos básicos al por mayor (Ipib) mostró un alza del 5,1 por ciento en el período y detalló que esa variación se produjo por la suba del 5,1 por ciento en los productos nacionales y del 4,2 en los importados.
La suba que el Ipim registró en mayo fue la mayor en los últimos ocho meses, solamente superada por el pico de septiembre pasado, cuando saltaron 16 por ciento, y se produjo a contramano de lo que sucedió con los precios minoristas, que en el quinto mes del año continuaron desacelerándose.
En enero, la inflación mayorista fue del 0,6 por ciento; en febrero, 3,4; en marzo, 4,1, y en abril, 4,6.
El Ipim acumula un salto del 68,5 por ciento desde mayo pasado y de 18,8 en lo que va de 2019.
Continúa en alza el costo de construir
El costo de construir en el Gran Buenos Aires aumentó en mayo 3%, acumulando en el año una suba de 14,1%. Comparado con el mismo mes del año pasado, el salto fue de 45,1%. La información corresponde al Índice de Costo de la Construcción informado ayer por el Indec. Con estos datos, Córdoba quedó bastante más arriba en los registros de estos costos. La semana pasada, la Provincia informó un aumento de 7,7% para mayo: un 14% en la mano de obra y un 3,2% en los materiales.
El dólar volvió a bajar: cayó por debajo de $ 45
En una jornada de moderado volumen de operaciones, el dólar estiró su calma. El tipo de cambio minorista cayó ayer 46 centavos hasta los $ 44,71 en el promedio de los bancos de la city porteña que publica el Banco Central. La tasa de referencia, 66,1%.
Fuente: La Voz
Economía
Sube el impuesto a los combustibles y se espera un aumento en naftas y gas oil
Se aguarda la decisión de las petroleras luego del último aumento de 5%.

El Gobierno nacional informó un nuevo ajuste parcial del impuesto a los combustibles que impactará en los precios. El porcentaje de aumento se confirmará en las próximas horas.
Según el decreto 441/2025 publicado hoy en el Boletín Oficial en naftas se aplicará un incremento de $ 6,620 por litro en el impuesto sobre los combustibles líquidos y de $ 0,405 por litro en el impuesto al dióxido de carbono.
Para el gasoil, el aumento será de $ 5,346 por litro para el gravamen general, $2,895 para la alícuota diferencial que rige en regiones como la Patagonia y zonas específicas del interior del país, y $0,609 por litro por el gravamen al dióxido de carbono.
Asimismo, se decidió posponer incrementos atrasados para amortiguar el impacto sobre los precios de los combustibles que luego inciden en la inflación.
En virtud de este objetivo, las actualizaciones pendientes correspondientes a parte del primer trimestre de 2024 y la totalidad del segundo, tercer y cuarto trimestres de 2024, más el primer trimestre de 2025- se empezarán a aplicar desde el 1° de agosto.
Entre los considerandos se recuerda que existe la obligación de actualizar estos montos trimestralmente y que, en ese marco, las actualizaciones deben efectuarse cada enero, abril, julio y octubre, considerando la variación del IPC suministrada por el INDEC.
De esta forma habrá que ver qué actitud toman las petroleras luego de haber anunciado la semana pasada un alza de 5% en el precio de sus productos por el circunstancial alza del petróleo por la guerra entre Israel e Irán.
Salvo YPF, Puma, Axion y Shell tomaron esta decisión, pero que luego no retrotrajeron cuando bajó el petróleo Brent.
Fuente: NA
Economía
Empleados de Comercio: acuerdan un aumento salarial del 6% más sumas fijas hasta diciembre
El gremio de Comercio acordó un aumento salarial del 6% a pagar en seis cuotas hasta diciembre, además de sumas fijas no remunerativas que alcanzan los $355.000 en total. En noviembre se revisarán las escalas. El acuerdo busca sostener el poder adquisitivo.

La Federación Argentina de Empleados de Comercio y Servicios (FAECyS) alcanzó un nuevo acuerdo salarial con las cámaras empresarias CAC, CAME y UDECA. El mismo establece un incremento del 6% no acumulativo, distribuido en seis tramos de 1% mensual desde julio hasta diciembre de 2025, y sumas fijas no remunerativas mensuales que se suman al ingreso de los trabajadores del sector.
Además, se acordó el pago de sumas fijas de $40.000 mensuales desde mayo hasta diciembre, más una adicional de $35.000 correspondiente a abril. Estas cifras serán proporcionales para jornadas parciales y se integrarán para el cálculo del aguinaldo, horas extra, licencias e indemnizaciones.
También se resolvió que en enero de 2026, la suma fija de diciembre se incorpore al salario básico, impactando directamente en la base de cálculo para los futuros aumentos. Según las partes, la intención es preservar el poder adquisitivo en un contexto inflacionario.
Finalmente, se prevé una nueva revisión en noviembre, con el objetivo de analizar la evolución económica y ajustar las escalas salariales si fuera necesario.
Fuente: La Gaceta
Economía
Qué es el estrés económico que afecta a casi la mitad de los hogares argentinos
La estabilidad económica es percibida como estancamiento en cada vez más hogares en los que los aumentos de gastos fijos superan a la mejora de los ingresos.

Pese a una leve baja en los niveles oficiales de pobreza e indigencia, el malestar económico en la Argentina sigue siendo generalizado: el 47% de los hogares del país percibe que sus ingresos no alcanzan para cubrir necesidades básicas, incluso entre quienes tienen empleo formal. Así lo reveló un informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la Universidad Católica Argentina (UCA), que puso el foco en un fenómeno creciente: el estrés económico auto percibido.
El documento, titulado “Estrés económico y movilidad social en la Argentina urbana (2010-2024)”, subraya que la presión sobre los ingresos familiares persiste más allá de los indicadores tradicionales de pobreza por ingresos. El informe destaca que incluso en contextos de desaceleración inflacionaria, la combinación de aumentos en tarifas, servicios y el estancamiento del salario real genera un clima de angustia económica transversal a casi toda la pirámide social.
La investigación del ODSA confirma que el estrés económico se agudizó desde 2015 y que, a partir de 2022, afectó con más fuerza a los sectores medios bajos, tradicionalmente más estables. “La frontera de la angustia por llegar a fin de mes se ha corrido. Ya no es un problema exclusivo de los sectores históricamente vulnerables”, sostiene el informe dirigido por el sociólogo Agustín Salvia.
Entre 2022 y 2024, el deterioro en el estrato medio bajo fue particularmente pronunciado. Allí, la proporción de hogares con insuficiencia de ingresos autopercibida se disparó, marcando un quiebre en la movilidad social ascendente. Incluso los estratos medios altos registraron un leve pero constante crecimiento del indicador, lo que revela la expansión del fenómeno más allá de la pobreza estructural.
El análisis también advierte que los hogares con niños y niñas presentan niveles más altos de estrés económico. “La presencia de menores en el hogar implica mayores necesidades y expone con más crudeza los efectos de cualquier shock económico”, indica el documento. Y si bien la brecha entre hogares con y sin niños se mantuvo relativamente constante, los primeros mostraron una reacción más sensible ante crisis recientes.
Otro hallazgo clave del estudio es la fuerte correlación entre el estrés económico y las carencias no monetarias: alimentación, salud, vivienda, educación. La percepción de insuficiencia de ingresos se vuelve mucho más aguda en aquellos hogares que ya enfrentan alguna de estas privaciones. Según la UCA, la brecha entre quienes tienen y no tienen carencias se amplió notablemente en los últimos años.
El estudio del ODSA plantea que el estrés económico no reemplaza a la medición de la pobreza, pero que sí la complementa de manera imprescindible. A diferencia de los indicadores tradicionales, que se basan en canastas definidas, el estrés económico toma en cuenta la percepción subjetiva de los hogares, sus expectativas, trayectorias y referencias culturales.
Así, la UCA propone un enfoque integral para analizar el deterioro del bienestar. “La autopercepción permite visibilizar situaciones de malestar económico que los criterios normativos no captan del todo”, concluye el documento.
Un país en tensión. Datos clave del informe:
El 47% de los hogares urbanos argentinos atraviesa estrés económico.
En los sectores bajos y medio bajos, el indicador alcanza hasta el 80% en los peores momentos.
Entre 2022 y 2024, los sectores medios bajos experimentaron un deterioro marcado.
La presencia de niños/as en el hogar incrementa significativamente el riesgo de estrés económico.
El nexo con carencias no monetarias se fortalece año tras año, reflejando un impacto estructural más profundo.
Incluso hogares con empleo registrado deben sumar ingresos adicionales para cubrir gastos básicos.
La conclusión es clara: aunque las estadísticas oficiales muestren señales de alivio, la economía del día a día sigue golpeando con fuerza a una sociedad que se siente cada vez más al borde del colapso. Y esa percepción, medida desde la experiencia cotidiana, hoy constituye un indicador tan potente como los números duros.
Fuente: Contexto Tucumán
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